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He llegado
al nivel de las concatenaciones.
Nótese la fuerza expresiva en el contraste claroscuro de
los trazos,
resultado de trazar las líneas
en plano inclinado, adentrándose
en la piedra a medida que éstas
se desarrollan.
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Con una fresa diamantada
de gran tamaño, trazo los lazos más externos, los
cuales conllevan una máxima profundidad y amplitud.
Lo realizo a la profundidad
definitiva de un sólo trazo, de una sola pasada, lo que
implica un pulso y fuerza notables.
Se gana de esta manera soltura del mismo, continuidad y armonía
en su profundidad, convexidad y amplitud progresivas.
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Procedo
a definir los límites del bajorrelieve, lo que ayudará
además a una fácil identificación visual
del límite de los trazos
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He tallado
todo el símbolo, y trazado los dos círculos concéntricos
de la periferia.
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Corrijo detalles individuales,
y muchos otros que hacen
al efecto global de la obra.
A luz rasante contemplo
la continuidad de las superficies. No se ha tratado de hacer cintas
planas en bajorrelieve; sino de cintas en plano inclinado que
a medida que se desenvuelven se hacen convexas. Esto exige continuidad
de su transformación
y ritmo en su movimiento.
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Procedo mediante un lento
y detallista lijado a armonizar las curvas, quitando los raspones
y huellas de los abrasivos empleados.
Mi intención no
es dar un acabado pulido, preciosista, sino obtener una superficie
labrada
con acabado mate, arenoso, con un cierto grado de rusticidad,
de la misma apariencia que la densidad granular de la piedra.
La idea es que quede como
un signo grabado en la arena.
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Al cabo de unos días,
la Obra está casi conluída. Puede apreciarse que
la bachaza está blanca por todo el polvo de piedra sedimentado.
Queda, por supuesto,
un detalle no menor:
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